La concentración es la flecha.
La meditación es el arco.
Manteniendo todo nuestro foco en una sola cosa, le damos a ella nuestra energía. Esta energía se manifiesta luego en el plano físico. Claro, si tenemos éxito al concentrarnos. Como sucede con todas las cosas, tenemos que practicar. Y aun cuando podamos alcanzar un cierto nivel de concentración, hemos de continuar trabajando sobre ella o la perderemos de nuevo. Habrás observado que los deportistas hacen ejercicios de concentración como parte de su entrenamiento. Pero esta habilidad es importante para cada uno de nosotros también; si no, resulta verdaderamente difícil lograr cualquier cosa en la vida. Sin importar que seamos atletas profesionales o que pasemos la mayor parte de nuestro tiempo en una oficina, si somos capaces de focalizarnos en un solo pensamiento, dicho pensamiento se volverá acción eventualmente y esa acción llegará a ser realidad. En pensamiento mismo es una realidad en sí, pero no es una realidad manifestada aún. Eso lo logramos al darle nuestra energía y al hacerlo, le damos la oportunidad de transformarse en realidad completa.
La concentración no debe forzarse. No podemos alcanzarla si nos presionamos. La concentración no significa que nuestra mente esté completamente vacía de pensamientos (excepto para el cual nos estamos focalizando). Es en verdad un estado mental (o de conciencia) muy alto y no es para nada fácil alcanzarlo. Lo que podamos alcanzar sin embargo, no está afectado por nuestros pensamientos. Los dejamos fluir a través de nuestra mente pero no permitimos que capten nuestra atención. Podemos lograr esto con la práctica regular de la concentración.
Imagina por ejemplo que estás parado a la largada de una prueba de 100 metros llanos. Lo único que tenemos que pensar ahora es largar exactamente al instante correcto. No a microsegundos antes o microsegundos después. Pero las condiciones que nos rodean podrían no ser ideales para eso. Nos está mirando la gente, nosotros observamos a otros competidores, observamos nuestro cuerpo. Hay un montón de pensamientos que arrasan la mente: lo que piensan otros corredores; mi calzado está bien atado; no me caeré después de la largada; lo que desayuné. Deshacernos rápido de ellos es casi imposible pero podemos aprender de qué manera, simplemente, no dándoles la chance de que capten nuestra atención. Todos los atletas de élite son capaces de hacer esto y no hay razón alguna por la cual alguien no pudiera aprender a hacerlo también. Trataremos de enseñarte esto en nuestras clases de meditación, como una de las primeras prácticas.
La concentración por sí misma puede hacer milagros en nuestras vidas. Pero estamos probablemente más interesados en cómo usarla en nuestra meditación. Numerosas personas confunden meditación con concentración. En verdad, la concentración es sólo un paso necesario hacia la meditación. Antes de meditar, nos concentramos para controlar y calmar nuestra mente. Al rato, soltamos la concentración y tratamos de percibir nuestro ser interno. Es en ese instante que comienza la meditación. Sucede espontáneamente dentro de nuestro corazón.
Vamos a cerrar esta página con un ejercicio de concentración. Usaremos nuestro respiro como un punto de concentración, puesto que la actividad de los pensamientos está estrechamente conectada a la respiración.
Tal vez el modo más fácil de cómo concentrarse sea focalizarnos en nuestro respiro. Tenemos siempre eso con nosotros y no necesitamos nada más. Siempre inhalamos y exhalamos por la nariz, lenta y profundamente. Nuestros ojos están cerrados o levemente abiertos. Antes de cada inhalación y exhalación intentamos focalizar nuestra mente en nuestro interior. Al principio perderemos nuestro foco muy rápido, pero no debemos vernos perturbados por eso. Simplemente volvemos una y otra vez a inhalar y exhalar. Está bien si perdemos el foco pero es importante regresar y no darnos por vencidos. Pasados unos minutos no perderemos tanto nuestro foco. Para hacerlo más fácil, podemos repetir “inhalación” cuando inhalamos y “exhalación” cuando exhalamos, o podemos repetir cualquier mantra que nos guste como el mantra AUM.